Te he escrito cartas, que luego guardo bajo mi almohada, y aunque parezca absurdo, mientras la escribía también sabía que no te la entregaría. Tomo mi móvil, te escribo un mensaje que sé que no te enviaría. Dibujo mil corazones y al medio siempre va escrito tu nombre. Cada noche espero, aunque inconscientemente ese mensaje tuyo que diga, lo que yo quisiera decirte. Y sí, también me imaginé siendo yo, esa Helga que besaba a escondidas la foto de Arnold en forma de corazón. Repetidas veces me imagino, cada mirada, cada palabra, cada sonrisa de un día junto a ti, transformándolo en casi una película de amor perfecta, pero todo termina al sacudir mi cabeza y volver a la realidad.
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